6 feb 2009

Cyrano de Bergerac


Creo que es momento de hablar un poco respecto a una de las obras literarias que más me gustan, una que muchos conocen por las inolvidables representaciones llevadas a cabo en el teatro e incluso en el cine. En esta ocasión hablaré un poco de la obra cumbre de Edmund Rostand...Cyrano de Bergerac.

Un deleite de buen uso de poesía, de la crítica, algunas veces dando paso a la burla y a exageración, pero que sin duda, permiten el desarrollo del tema principal: el amor.

En esta obra, se nos presenta a Cyrano, un tenaz espadachín, tan hábil en el uso de su florete como en el uso apropiado de la palabra. Aunque es por todos admirados, y por supuesto por algunos odiado, no todo es virtud para este francés, ya que como todo no puede ser perfecto, este se derriba constantemente por tener una nariz de inmensa proporción. Agregándole un toque de tristeza y al mismo tiempo amor, Cyrano está apasionadamente enamorado de su prima, la bella Roxane, la cual en algún momento de la historia, le revela al narigón, que está profundamente enamorada de un cadete bajo las ordenes de él, un joven novato cuyo nombre es Cristián.

Viéndose involucrado entre el amor imposible y el deseo de profesar su amor, Cyrano decide ayudar a Cristián, escribiéndole cartas, donde se ven relatados los más bellos sentimientos de este pobre poeta en desgracia, y de ese modo, cuando el joven cadete las entregara a Roxane, de algún modo Cyrano lo estaría haciendo.

Sin lugar a dudas, una obra que merece quedar por siempre en la memoria y por supuesto, de forma personal, extiendo la invitación a los que gusten de este tipo de historias, de leerla y de ser posible ver la excelente dramatización llevada a cabo por el gran actor francés Gerard Depardieu.

Hasta pronto.

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