24 mar 2010

Persistencia de un ser tranquilo


Al parecer hoy el universo conspira en mi contra, me he levantado más temprando de lo acostumbrado y sin embargo no me he quejado al respecto, lo cierto es que hoy es un día caluroso lleno de situaciones ajenas relacionadas conmigo, es decir, hoy tengo que lidiar con mucha gente y en verdad creo que no es el día adecuado.

Uno puede estar listo en cualquier momento para dar la cara a la realidad común, solamente necesitamos servirnos una bebida de persistencia y comenzar a dar pasos grandes. El punto es que hoy estoy tranquilo, por primera vez en muchos días he dormido en paz, sin ideas que me aborden como piratas a un galeón. Existió un fuego de noche y al amanecer un profundo silencio. Hoy es un día eterno para los que buscamos no lo sea.

Mis clases hoy serán más de lo mismo y menos de lo ocurrido, creer que puedo hablarles del pecado a unos niños es como creer que puedo enseñarle a un perro a bailar tango, y es que ni creo que les importe (culpa de su edad inquieta) y mucho menos que se lo aprendan, ya no son de los niños asustados por pecar, son de aquellos que temen por perderse un programa de TV. Esta etapa infantil me susurra un olvido tremendo. Una dulce ironía que termina por ser costumbre.

Pero sigo ahí no? sigo dando la clase de catecismo como todos los miércoles a las 15:00 pm, no hay forma de escapar de ello, tanto un compromiso personal y espiritual me mantienen al presente de la palabra tomada por Dios como mi acto de redención. Es un huracán ravioso de emociones nostálgicas quizá, pero es algo tan extraño. No soy el que empezó ni soy el que ha de acabar. No es que esté confuso este escrito queridos lectores, es que yo soy el confundido hoy en día.

Viene el primer rayo de sol y con el la sentenencia a caminar por la sombra, es ahora que me retiro en silencio y con cautela para no alterar mi persistencia.

Hasta pronto.

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