16 ago 2010

Las pruebas de la Existencia de Dios (Novena parte)


b) Conocimiento de Dios por los grados de perfección
Los grados de perfección que el hombre conoce en la naturaleza reflejan la perfección absoluta de un Dios único y personal, al que todos los hombres son llamados a adorar y a seguir.

Comentario: Todo lo que existe en el mundo y hasta fuera de él, existe en perfección, y es por ello que puede existir. Ejemplo: El Sistema Planetario Solar tiene a los planetas que giran sobre su eje y circundan el sol, por lo que manifiesta una armonía perfecta para seguir existiendo. Y si el Sistema Planetario Solar manifiesta perfección, que más debe Ser perfecto en absoluto Su Creador, Su Dios. Único, porque no puede haber otro igual que Él.

El Todopoderoso Es el que Lo comprende y abraza todo, no son varios dioses, es Uno sin igual y Superior a todo.
"La cólera de Dios se revela desde el cielo contra la impiedad e injusticia de los hombres, que aprisionan la verdad en la injusticia; pues lo que de Dios se puede conocer, está en ellos manifiesto: Dios se lo manifestó.

Porque las perfecciones invisibles de Dios, su poder eterno y su divinidad, se han hecho visibles después de la creación del mundo por el conocimiento que de ellas nos dan las criaturas, de forma que son inexcusables; porque, habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, antes bien se ofuscaron en vanos razonamientos, y su insensato corazón se llenó de tinieblas:

Jactándose de sabios se volvieron estúpidos, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por una representación en forma de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos, de reptiles. Por eso, Dios los entregó a las apetencias de su corazón hasta una impureza tal que deshonraron entre sí sus cuerpos; a ellos que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura en vez del Creador, que es bendito por los siglos. Amén". (Rom 1, 18-25; ver Hech 14, 14-18; 17, 22-30).

En esta carta, el Apóstol San Pablo enseña claramente que el que no reconoce a Dios lo hace por opción libre, pues no se trata sólo de no percibir lo invisible de Dios en las cosas visibles, sino de un cerrazón del corazón que no quiere reconocer a Dios como Señor, y le niega el dominio sobre el hombre y sobre las cosas. Así, el hombre se degrada, no es capaz de reconocer su puesto en un mundo que se ha convertido en desordenado y caótico, y no acierta a descubrir la dimensión divina que aflora en todas las cosas.

c) El testimonio de la conciencia
Asimismo, en la Sagrada Escritura encontramos otro medio a través del cual el hombre puede conocer a Dios: se trata de su conciencia, la cual expresa tanto la existencia de Dios como la ley natural que Dios escribió en el corazón de todo hombre.

"Cuando los gentiles, que no tienen Ley, cumplen las prescripciones de la Ley guiados por la razón natural, sin tener Ley son para sí mismos Ley -es decir, obran según su conciencia-. Y con esto muestran que los preceptos de la Ley están escritos en sus corazones, siendo testigo su conciencia con los juicios que, alternativamente, ya les acusan o bien les defienden". (Rom 2. 14-15).

Comentario: Hasta los gentiles, que creen en otros dioses, o los agnósticos y ateos mismos, obran según les dicta su conciencia. Ellos saben al igual que los creyentes, que está bien y que está mal, que es justo e injusto. Y con ello muestran que tienen amor en sus corazones, ese amor que Dios le imprime a cada ser humano para que actúen con benignidad, con buena voluntad y afecto. Así es que todo ser humano nace con la conciencia de diferenciar lo bueno y malo. Por tanto si actúan con bondad, con amor, es prueba de que Dios puede estar en sus corazones, porque Dios al ser Amor Infinito, crea al género humano a Su imagen y semejanza; o sea, lo crea con amor.

Los que no han recibido la Revelación de Dios conocen por su razón natural los principios esenciales que informan la ley natural. En la intimidad de su corazón, todo hombre tiene grabada una ley moral natural que participa de la ley eterna de Dios.

Por último, podemos también llegar a demostrar la existencia de Dios desde la propia experiencia interior.

Continuaremos pronto...

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