14 ene 2010

Sobre la angustia


En la entrada anterior, estimados lectores, hablaba acerca de la angustia. Ahora bien me gustaría compartirles este escrito de mi autoría que hice respecto a este gran cáncer. Nada más, como un dato especial, para los que no lo sepan, mi filosofía es 100% existencialista, inspirada por supuesto en buscar erradicar esta terrible enfermedad.

La angustia es el peor cáncer de todos, es la enfermedad que no tiene cura sin la voluntad del individuo a saber distinguir entre lo que es posible y lo que es un hecho. Kierkegaard afirmaba que el hombre es incapaz de ser feliz debido a la angustia de no saber lo que le puede llegar a pasar en un futuro, esa angustia existencial es lo que le mantiene al borde de una preocupación que puede llegar a convertirse en una atroz exageración. No discuto esa idea, de hecho la comparto, el hombre se ha enajenado con la angustia, ha hecho de ella su más mortal enemiga e incluso le ha construido un altar para temerle con más precisión. Pensemos en un ejemplo, digamos que hay un hombre que vive aterrado tras la puerta de su casa, su temor es que al salir pueda ser atropellado por un auto, por lo tanto decide quedarse en casa, con la angustia de no poder salir. Este hombre analiza su vida, se preocupa demasiado por lo que está fuera de su entorno protector, se encapricha con su temor y decide pasar por muchos ratos de una total y diferente angustia… ¿qué me estoy perdiendo al no salir? –Se pregunta indignado- sin embargo acepta que jamás lo sabrá, al menos nunca mientras se mantenga encarcelado en su primera gran preocupación. Pasando el tiempo, nos volvemos a encontrar con este hombre, más enfermo que nada, con los nervios hechos pedazos. No ha salido, sigue temiendo de algo que cabe en la posibilidad, más sin embargo no es precisamente un hecho.

El mundo se rige por leyes físicas y metafísicas, sin embargo también se rige por leyes del azar, nada está determinado. Existen muchas posibilidades negativas así como afirmativas también. Es por ello que el hombre debe aprender a jugársela en la vida, sin temor al qué pasará, ya que si pasa es que ha sido una posibilidad que llegó a convertirse en un hecho. Nada se podrá hacer antes de que pase, ya que no sabemos si realmente pasará, es mejor arriesgarse, porque incluso cuando el hombre sabe que se enfrenta ya a un problema, este busca de todas las herramientas para hacerle frente a la adversidad.

Es por ello que la angustia se vuelve un depredador en la mente del hombre, porque este último le ha dado demasiada importancia. Para poder salir adelante, el ser humano debe ser valiente… más no estúpido. La valentía no debe ser confundida con actos de suprema ignorancia, ya que una cosa es actuar de forma racional y otra muy distinta es actuar de forma pasional. La angustia, tal como lo he dicho antes, es un cáncer mortal. Si no se cura a tiempo, este seguirá creciendo de una forma brutal, dando paso a otras enfermedades ligadas a su existencia. Si el hombre en verdad desea saber lo que la felicidad es, debe comenzar por tratarse, de comprender sus pasos, sus acciones, sus pensamientos. De otra manera, caerá por siempre en el abismo de la angustia existencial hasta acariciar eternamente su trágico final.

Hasta pronto.

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