26 jun 2009

Hablando con claridad (1a parte)


Hoy tuve una breve reunión con unos colegas, en la cual debatimos temas de distintos índoles, por supuesto salieron a lucir los 2 más controversiales de todos los tiempos, religión y política. Antes de continuar me permito hacer la sana recomendación de evitar estos temas entre personas de mentalidades extremas, resulta un poco enfermizo y solo termina la lucha con una terrible molestia, irritación en el carácter y...un fabuloso dolor de cabeza. No es que la gente sea terca (que pensándolo bien si lo son) pero nadie va a hacer cambiar los puntos de vista.

Recordando algo sobre el debate, hay algo que me gustaría compartir aquí con mis lectores, de lo cual espero encuentren interés y motivación. Lo que pienso tratar es sobre la patria que me hemos formado a través de la mala política institucional.

Un sabio profesor mío, en la materia de Revolución Mexicana, supo atraer nuestra atención en el momento justo, cuando empezamos a analizar los por qué de la fundación del PRI. Solo analizando la enseñanza a través de los múltiples recursos con los que contamos, podemos darnos cuenta de la veracidad detrás de un plan macabro.

Los historiadores estarán de acuerdo conmigo (con mi humilde opinión), de que el mejor presidente que hemos tenido fue Don Porfirio Díaz, satanizado por la historia oficial que el gobierno nos ha entregado en libros de texto gratuito, los cuales gozan de repudio bien merecido. No conforme con tener unos magníficos 30 años de estabilidad y de enfrentamiento digno a los Estados Unidos, la mentalidad revolucionaria del mexicano brindó las armas necesarias para un movimiento que pretendía acabar con el porfirismo, en la manos de un burgués imbécil y poco afortunado...Madero.

Siendo manipulado como buen títere por parte de su familia, Madero encontró la forma de atraer a la gente ignorante y caprichosa bajo la bandera falsa de "Sufragio Efectivo, No Reelección", la cual siempre a partir de este individuo, fue ignorada en la mejor forma posible, nadie respetó eso. Después de un sin número de bajas nacionales, la revolución triunfó, logrando de ese modo, desterrar al único presidente digno de nuestra gran nación.

Los logros de Madero en sí no fueron suficientes para proteger el nuevo orden. Como era de esperarse, el nuevo manda más fue traicionado, hecho prisionero y fusilado junto con Pino Suárez, por las sanguinarias intenciones de Victoriano Huerta.

Una nueva era estaba a punto de comenzar. Un orden que pretendía acabar con los problemas sociales, políticos y populares de la nación de la cual somos parte.

Pero cuánto duraría esa disposición?
Lo seguiré comentando en la próxima oportunidad.

Hasta pronto.

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