30 jun 2009

Rosas en verano


Si hay días complicados uno de ellos es el de hoy. Ya lo había mencionado, esta semana presumiría por ser de las más atareadas de toda mi vida, empezando por la prisión de la mente y un desayuno improvisado, continuado por una caminata fantástica que solamente ocasionó un cansancio considerable. Creo que es momento de dejar la queja para después y dar paso a un dato interesante (al menos lo es para mí).

Pasé junto a una florería, la cual recuerdo vagamente que en su tiempo gozaba de mucha clientela, un sin número de rosas por vender y todas terminaban vendidas en menos de una hora. Hoy es el ejemplo del olvido, ya que las únicas almas que merodeaban el lugar eran las de los antiguos empleados que ilusionados con cara de frustración, miraban atentos la puerta esperando ver entrar a un cliente...más nadie entró.

Recordé que yo solía asistir con mi madre a ese lugar y me divertía de niño regando las plantas, ya ni eso se puede, todo es una abundancia de nostalgia que realmente contamina el sentimiento. Cuando entré parecía que un rey o el Papa había entrado, muchos atendieron mi presencia y daban vivos reflejos de alegría. Pero al parecer toda aquella felicidad vendría a ver su fin en el momento en que se dieron cuenta que solo entré a mirar y recordar. Con pena les compré una rosa, la cual no sé por qué goza de un encanto de verano. Es más común ver esos vivos colores cuando el invierno envuelve su entorno.

Muchas veces el recuerdo nos trae una felicidad que se presta a la crítica, ya que o es demasiada corta o simplemente es algo que solo en el pasado se queda. Por eso la pregunta es: Vale la pena recordar para al final darnos cuenta que ya el tiempo no ha de regresar?

Yo diría que sí...

Hasta pronto.

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