No es costumbre en mi hablar de cosas que realmente no me importan, pero en esta ocasión, escribiré sobre la terrible realidad y de la lamentable situación que me hizo darme cuenta de ello.
El viernes por la noche, había sido invitado con la mejor intención (eso me gusta creer) por una amiga a lo que vendría a ser su fiesta tardía por motivo de su cumpleaños. Una amiga (que sigo creyendo así sea) que siempre ha dado su lado positivo hacia mi persona, me invitaba a dicho evento y pues por motivo de educación o quizá de mero agradecimiento asistí. Debo decir que lo pensé dos veces debido a un hecho posible que se genera en un simple temor...la indiferencia.
Para acortar detalles, llegué temprano, el segundo invitado en llegar era yo y los demás sin hacer acto de presencia. Al poco rato llegaron otras conocidas, que han pasado a ser simples existencias en torno a la mía. No hubo una plática introductoria agradable, de hecho fue bastante incómodo el momento. Siento que la indiferencia empezaba a hacer estragos en el ambiente. La promotora de la fiesta algo nerviosa comenzaba por romper mi paciencia... hasta que lo logró. Llegaron más y más y la indiferencia crecía y dominaba el lugar cual vil tirano.
Lo cierto es que, hace tiempo que no me sentía un completo espanta pájaros, cosa que realmente me hizo sentir algo menospreciado, de hecho creo que el único interés que se mostro hacia mi presencia en el lugar fue meramente para sacarme un uso y hacerla de fotógrafo. Es tremendamente cierto algo... la gente solamente toma en cuenta a uno cuando tienen algo que sacarle. Odio a esta gente, cosa que me hará seguir escribiendo de manera destructiva en contra de lo seres de espíritu débil.
Resultado de dicho encuentro ocasional y bastante triste: Repudio a esas "amistades"...más puentes se han de romper y solamente queda rogar a Dios por que se apiade de esas almas que no saben lo que hacen...
Hasta pronto.
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