12 may 2009

La preocupación como pretexto a lo falso


La gente hoy en día sinceramente me da mucho que pensar, hay unos que francamente no sé cómo es que siguen desperdiciando el aire de otros, por otro lado hay gente que no entiendo cómo es posible que no sean reconocidos con premios ilustres. Mi preocupación resulta algo sana en un mundo donde ha sido mal entendida siempre.

Hace algunos momentos tuve una breve charla con un amigo estimable de mi área IV, la área que parece olvidada en un pasillo corto y ajeno. Comentábamos sobre el desperdicio de tiempo que solemos tener algunos individuos que no compactamos con ideas absurdas y ridículas de los demás, pero que por desgracia somos víctimas de la decisión popular. Me pregunto si realmente somos parte de un falsa preocupación grupal?

Al parecer mi colega filósofo sabrá gozar de un agradable despertar tardío en tiempos académicos, podrá disfrutar cada minuto que es imposible gozar durante la prisión de la mente en un cuerpo fatigado por una cuestionable preocupación de otros por nuestro aprendizaje. La verdad le envidio. Pero yo tengo que acudir al dichoso evento del día de mañana para dar fuerza y base a mi creencia de que hoy por hoy la preocupación es más por no cumplir con algo y salvarnos de ello.

Dónde están aquellos valiosos alumnos que piden a gritos libros y cuadernos?
Será que estamos perdidos en una realidad donde la estupidez domina el intelecto?
Creo que tendré que acudir a un psicólogo en poco tiempo.

Hasta pronto.

2 comentarios:

J. M. Cuéllar dijo...

Qué asco de sistema educativo. Me quiero vomitar... No, no, espera... Ya me vomité. Primero se suspendieron las clases dos semanas (¡dos!) dizque por diosito y el beso de Judas y quién sabe qué otro suceso biblíco. Luego la escuela nos cerró sus puertas por otras dos semanas (¡dos!) arguyendo que un virus asesino rondaba el ambiente. La ignorancia es el verdadero virus. Dejen a los puercos en paz. Resulta, finalmente, que ahora no tendremos clases por una conferencia poco instructiva sobre el alcoholismo (sí es sobre eso, ¿verdad?). En fin, pienso que deberíamos dejar a un lado tanta fanfarronería, enseriarnos y acabar el ciclo escolar con la cabeza bien baja, metida en un libro. Idignante. Ý me enfurece todavía más saber que el viernes también nos negarán el pupitre; esta vez porque los maestros quieren ir a festejar su día. No entiendo qué van a festejar. ¡Enséñenos, mejor! ¡No estamos aprendiendo nada! ¿Qué habrá la siguiente semana? ¿Un temblor nos impedirá tomar clases? ¿Lupita enloquecerá y hará arder la escuela? ¿Se estrenará Star Trek y todos faltaremos?

¡Ah! Lo bueno es que algunos nos damos cuenta. Lo malo es que nos tienen en un habitáculo oscuro, perdido casi al final del pasillo, ajenos a la ruidosa alegría del resto de los estudiantes. Abandonados, olvidados y a nuestra merced, entre la Sala de Profesores, la dirección y Sevicios Escolares.

¡Pobre Área IV: tan lejos del baño y tan cerca del director!

¡Nunca se brindará suficiente por los taciturnos humanistas de esta Área!

El Conde dijo...

Sin duda estimado amigo y filósofo camarada, estamos a la merced de la falta de preocupación académica, pero claro, qué podremos esperar de sujetos como aquel susodicho jefe de gobierno que se pone a limpiar el formidable sistema de transporte, de un presidente que no tiene ni idea de cómo dirigir una nación como esta (claro con tanta basura quién tendría una idea clara) de un grupo de animales que solamente tragan y riñen en un edificio que se atreven a llamarle "honorable" Congreso de la Unión (yo no sabía que algo podría ser considerado honorable en la polaca mexicana).

Pero recuerdad Cuellar...la gente se queja de todo esto cuando ellos son culpables de seleccionar a los vagos intentos de politiquíllos.

La sociedad simplemente en México no existe, solo intentos de.

Agradesco tu siempre importante opinión en mi humilde blog.