22 may 2009

Los amorosos (Recordando a Jaime Sabines)


Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.

Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.
Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.

Les preocupa el amor. Los amorosos
viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan,
no esperan nada, pero esperan.

Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables,
los que siempre -¡que bueno!- han de estar solos.
Los amorosos son la hidra del cuento.

Tienen serpientes en lugar de brazos.
Las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.
En la oscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.
Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota como sobre un lago.

Los amorosos son locos, sólo locos,
sin Dios y sin diablo.
Los amorosos salen de sus cuevas
temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor
como una lámpara de inagotable aceite.

Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.
Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.

Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
a mujeres que duermen con la mano en el sexo,
complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.
Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida,
y se van llorando, llorando,
la hermosa vida.

6 comentarios:

Vic-Mac dijo...

De las cosas que vimos en lite este año, nunca se me olvidará el video de youtube en el que sale Sabines declamando este poema.

El Conde dijo...

Sin duda el "inombrable" no se equivocó en ponerlo...vaya nunca pensé estar de acuerdo con él.

Las cosas raras de la vida no te parece?

J. M. Cuéllar dijo...

¡Ah! Qué padre poema. Me conmueve, me conmueve como no tienes idea. A pesar de que me considero prosaico, disfruto de unos buenos versos de vez en vez. Y Sabines, tan inteligible, tan atinado, compone siempre mi primera opción.

"Los amorosos" y "Yo no lo sé de cierto" son mis poemas favoritos. Tengo desde hace dos años su libro junto a mi cama. Aquellas bellas estrofas son mis amantes en el insomnio.

El Conde dijo...

No cabe duda estimado Cuellar que Sabines supo, sin quererlo, dejarnos algo más que interesante en la lamentable "tutela" de un inombrable.

Sé que eres muy especial en esto de la literatura y que bueno, ya que hoy la literatura es una prostitución temible de letras y debrayes.

Saludos

Mongua dijo...

Has estado haciendo un buen trabajo con la selección de imágenes... el blog es bueno, pero siento que falta invitar más al lector a leer la nota, hay que buscar mejores titulares. Al menos es una opinión

Saludos

PD. Suerte con los exámenes que faltan

Leonardo G.O. dijo...

¡Ela!; ¡un bonito, bonito poema; sin embargo, resulta malo. ¡Na, na!; esperen antes de todo: la forma es en extremo intachable (Sabines escribía un soneto cada día, lo cual, le proporcionó la perfección en la "forma" (entiéndase no aristotélicamente, sino como la manera en que se expresa algo; lo cual, nos habla claramente que la poesía no solamente es "Inspiración" sino más aún trabajo, pero eso es otro tema) correctísima; sin embargo, hay que recordar que forma y contenido son el constructo de toda obra: y, en efecto, en lo que Sabines es deficiente en el contenido; ¡no soy nadie para decir nada!, sin embargo, el contenido que maneja resulta, por mucho, plagado de lugares comunes: ¡los antiguos líricos griegos (sobretodo Alceo, Anacreonte y Safo) ya habían desarrollado, con mayor maestría, lo que el buen Sabines nos dice en su poesía!

En fin; disfruto de Sabines... pero resulta cursi :)