23 oct 2009

Algo de positivismo puro


Me he topado con algunas cosas últimamente, en lo que la mente se relaja y el cuerpo muere, algunas ideas que suelen llegar de forma extraña y ajena incluso en otras tantas veces. Ideas maravillosas, absurdas y atrevidamente estúpidas, pero que comulgan con la misma esencia...son ideas al fin y acabo. He pensado rotundamente en cómo publicar cosas más interesantes en lugar de estar narrando como un escritor sin sueño, datos que ilustren el arte mismo de la vida, pero...aún sigo pensando, nadie dijo que fuera una simple labor y quien así lo crea...pues que vaya a comprar algo de literatura barata popular.

Libros recomendados para estas personas (los odio por lo tanto a ustedes les han de encantar):

1) El secreto (Una forma directa de insultar la lógica)
2) Los libros de Dawn Brown (Ignorante que piensa que con ello justifica su existencia)
3) Por qué los hombres aman a las cabronas (Sin palabras...)
4) Cualquier libro que se considere Best Seller en una librería de dudosa reputación.

Ahora bien...cuando hablaba del positivismo puro me refería a los siguiente:

"Una vez, un astronauta ruso (ateo) platicaba con un cirujano ruso (católico), el cual le decía: He viajado un sin número de veces al espacio y nunca he visto a Dios. A lo que el cirujano respondió: Yo he operado un sin número de cerebros y nunca he visto un sólo pensamiento."

No por que no se puedan ver...significa que no existen.

Ya sé que estoy diciendo lo contrario a lo que el positivismo trata de explicar, eso de que el único saber válido es que se comprueba con la ciencia, pero debemos entender, que hay cosas que no por que no se puedan comprobar con el método ciéntífico conocido significa que no gozen de un valor real, y pues por ello se utiliza algo que trasciende...la fe. Por lo tanto dejo en claro que no estoy de acuerdo con esta corriente y mucho menos con personas como Comte y de Stuart Mill.

Mmmm es algo que leí en algún lado, me pareció interesante y pues por qué no? debía publicarlo para dejar en paz el alma mía que insistía en compartirlo.

Para finalizar, me gustaría dejar una reflexión del gran Gustavo Adolfo Béquer:

"El recuerdo que deja un libro es más importante que el libro mismo."

Aplaudo eso, y es cierto, cuando leemos algo es más grato recordar el material leído y las sensaciones ocasionadas por el mismo...que recordar al libro y su presencia estética.

Hasta pronto

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