26 oct 2009

Ellos platican


En sus momentos cómicos, el buen Kierkegaard decidió escribir en 1845 lo que hubiera sido un diálogo entre el más grande de la filosofía antigua, el queridísimo Sócrates y su cuestionado cliente de la crítica...Hegel.

Me gustaría compartir con ustedes este diálogo, con toques de inocente sarcásmo.

Hasta pronto.

Sócrates está sentado a la vera de una corriente de leves ondas y escucha el murmullo del agua. Hegel está sentado en una mesa y lee la Investigaciones lógicas, parte II, p. 197 de Trendelemburg. Se dirige a Sócrates en tono quejumbroso:

Sócrates: ¿Empezaremos por estar en completo desacuerdo o de acuerdo sobre algún punto que llamaremos una hipótesis?

Hegel:...

Sócrates: ¿Con qué hipótesis empiezas?

Hegel: Absolutamente con ninguna.

Sócrates: Es muy posible; tal vez es que no empiezas en absoluto.

Hegel: ¿No empezar yo? ¿yo que he escrito veintiún volúmenes?

Sócrates: ¡Ay, dioses! ¡Qué hecatombe has sacrificado!

Hegel: Pero empiezo por nada.

Sócrates: ¿No querrás decir que empiezas por cualquier cosa?

Hegel: No. Justo al revés. Sólo se entiende al final de toda la obra, en la cual me he ocupado de todas las ciencias, de toda la historia universal, etcétera.

Sócrates: ¿Cómo allanaré esta dificultad? Muchas cosas curiosas han de haber sucedido que me llenarían de alegría. Pero, como tú sabes, ni a Polos le dejé hablar nunca más de cinco minutos y tú quieres hablar de veintiún volúmenes?

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