20 oct 2009

Ella


Veamos, solicitaré a las musas, antiguas deidades de la inspiración de poetas, filósofos, músicos y narradores, que me ayuden a contar con las mejores palabras lo que fue el día anterior a hoy.

Correspondiendo al deseo de Kierkegaard sobre "debo encontrar una verdad que sea verdad para mi", yo anclaría mi máxima a ello...es que simplemente Ella hace todo posible en mi existencia. Esa máxima tiene nombre por supuesto, forma y figura, lo tiene todo y por más que busco, no le falta nada. Pero mantendré su nombre en anonimato.

Los filósofos van pensando y los otros se van quedando, algunos incluso se atreven pero se conforman con lo obtenido y deciden dar un alto a aquél atrevido paso. Los poetas...oh embellecedores del sentimiento puro!, van por la vida buscando letras y nombres, perfeccionando rimas y dicciones, van siempre y sin dudarlo...siempre llegan. Los músicos tratan siempre de escuchar la música silenciosa a oídos de mortales, para sacarlas a la realidad y darles la entonación adecuada. Los narradores...son los que llevan las palabras dignas a todo aquél que quiera recibirlas.

Ella...ella es sinónimo de paz y calma para mi alma. Ella es el eterno encuentro entre un cielo y mi ser apasionado. Ojos que invitan a admirarlos sin perder un segundo la concentración bien merecida. Su expresión firme y coqueta, cual si fuera una estatua perfecta en un firmamento inconquistable. Su presencia...más de lo mismo, ocasiona el silencio en una muchedumbre ruidosa, justo para poder escucharla. Ella es todo lo que una musa puede dar y brindarnos. Es mi nueva musa, la que siempre ha estado, la que siempre ha de estar, la que descubre mis sentimientos y amoríos...a la cual le imploro muestrea mi vida la dependencia a ella reservada.

Podría proclamar mil verbos de amor o simple deseo, pero con sólo decir su nombre es resumirme en toda la lengua y vocablo posible. Ella...ella...acaso será otra vez ella?

Hasta pronto.

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