José Saramago ha muerto y el mundo sigue igual

Hoy el mundo comenzó con varias noticias, Alemania sucumbió ante el derroche de energía de los serbios, Estados Unidos a duras penas empataron con los eslovenos...y claro...murió José Saramago.

No le conocí ampliamente, es decir su obra, lo que sí conocí era su profundo ateismo, el cual le llevo a enemistarse con muchos creyentes. Pero realmente no me importa, al contrario le admiro al defender su pensamiento en la forma en que lo hizo durante toda su vida, sin importar acaso lo que otros tuviesen que decirle o atacarle. Admiro eso en los hombres, los que defienden todo lo que ellos creen a capa y espada.

Les comparto un comentario que alguna vez, Saramago en total plenitud de su verbo, llegó a decir sobre el ateismo:

«No creo en Dios y no me hace ninguna falta. Por lo menos estoy a salvo de ser intolerante. Los ateos somos las personas más tolerantes del mundo. Un creyente fácilmente pasa a la intolerancia. En ningún momento de la Historia, en ningún lugar del planeta, las religiones han servido para que los seres humanos se acerquen los unos a los otros. Por el contrario, sólo han servido para separar, para quemar, para torturar. No creo en Dios, no lo necesito y además soy buena persona. Nuestra única defensa contra la muerte es el amor, pero no me preocupa la muerte porque me disolveré en la nada. »

Sea pues, yo creo que el hombre, sí vivió fielmente siguiendo la ley natural...ahora mismo se está divirtiendo en el paraiso del Todo Poderoso. Descanse en paz José Saramogo, amigo de los fieles escritores.

Hasta pronto.